Por Fernando José González Enríquez (edad 9 años)  – Universidad Panamericana – Consorcio de Universidades de Guatemala

Parte I 
“Enséñame con ternura”

¿Qué es la ternura?

Si eres maestro, te interesara esta pregunta, ya que deseamos ser buenos en cuanto a la educación de las nuevas generaciones. Si tocamos el tema de la ternura en un margen educacional, ¿qué viene a tu mente? 

La ternura, en pocas palabras, es el acto de bondad y la ayuda que le brindas generosamente a una persona. Estos actos se hacen con felicidad de poder ayudar a la persona con la que estas interactuando. La ternura de un maestro debería ser dirigida principalmente hacia los niños. El comportamiento de los niños depende de cómo los tratas. Recuerda que los niños imitan lo que ven. La ternura es una pequeña demostración que causa la chispa en los niños.

Personalmente, me agradan los maestros que me tratan a mí y a mis compañeros con ternura y generosidad, porque de eso depende como los niños se comportan en dirección hacia al maestro. Es una muy buena decisión a tomar, ya que los niños se comportarían mejor, y se volvería algo mucho más fácil enseñarles. Es más: si a los niños les agradan como los tratan los profesores, será una tarea diez veces más fácil enseñarles a los niños sobre valores como la bondad, generosidad, mansedumbre, empatía, etc. Los niños deben ver el ejemplo en ti, querido maestro. 

He aquí un ejemplo de lo que digo: imagina un maestro que desde el primer día de clases trata a los niños con ternura. Causará un impacto en sus mentes al ver un maestro tan bueno. Entenderán que es portarse bien y entonces te tratarán bien a ti. Se vuelve cada vez más fácil enseñarles y, a diferencia de muchos, no protestarían ante proyectos, tarea, y trabajos. Más aún: si los pones a trabajar en grupo, entenderán trabajo en equipo. Gracias al impacto inicial, será sencillo poder enseñarles cosas fundamentales para su futuro. Si alguna vez se vuelven maestros, lo imitarán y el ciclo empezaría otra vez. Por otro lado, si no los tratas bien desde el primer día, ellos tampoco lo harán. La generación se perturbará con su actitud y entonces, eso entraría en su mente, pensarían: “si este profesor nos trata mal, mal debemos tratarlo.” Así que, al momento de dar tarea o proyectos, ellos gritarían y protestarían. Si los pones en grupos, su comportamiento hacia sus compañeros tomaría un curso distinto. La curva de lo malo empezaría a tomar control, y si se vuelven maestros, el ciclo empezaría otra vez, cambiando cada generación venidera.

La ternura y la educación

¿Cómo se puede aplicar todo esto a una escuela? La respuesta es fácil. Tiene que enseñar con ternura hacia los niños. Disciplina no significa ser duro y que las lecciones sean complicadas. Se trata de enseñar cosas verdaderas al niño y hacerlo dulcemente. Tampoco significa darles todo lo que quieren, y que por ejemplo en la clase de matemática, mientras tengan que estudiar algebra y geometría, les pongas sumas de un digito. ¡No!, debes darles lecciones a su nivel. Si están en primero primaria, por ejemplo, enseñarles las partes de la oración, sumas y restas, gramática básica, ciencias para niños, etc. Ahora, en secundaria, ya tienen que estar aprendiendo algebra, geometría, geología, historia, la tabla periódica de los elementos, e incluso cálculo base. Tienes que exigir a los niños trabajos de su nivel. ¡Si no, los de primero primaria estarían aprendiendo cálculo, los de quinto sumas y restas y los de bachillerato a hablar! Los niños no quieren aprender cosas ni muy fáciles ni muy difíciles para su edad, les parece aburrido, y pensarían que eres un mal maestro.  No existe el mal maestro ni el mal alumno, solo el aprendizaje malo. Gracias a la falta de ternura, se arruina una clase entera. Ten cuidado con eso. La ternura y la educación tiene un gran lazo de conexión entre ellos. Deberíamos aprender de esto y lograr hacer un efecto positivo en la mente de los alumnos.